Las bicicletas del mundo merecen un llamado a la reflexión de todos
Días atrás conocimos la lamentable noticia del fallecimiento de dos cicloturistas británicos que hacía dos años estaban viajando por el mundo. El culpable, un conductor distraído en Tailandia.
Y el mundo no nos da respiro…
En las últimas horas conocimos la trágica noticia sobre un lamentable suceso ocurrido en Argentina. En esta oportunidad, una persona alcoholizada embistió a un ciclista desde atrás, provocándole la muerte instantánea. Pero lo macabro del hecho -por si acaso embestir a un ciclista desde atrás ya no fuera suficiente- es que el conductor no le prestó la asistencia debida y obligatoria. Asistencia que cualquier ser humano de bien brindaría en un hecho como ese.
¡Pero aún hay más! Es que además de atropellarlo, el conductor -con alta graduación alcóholica en su sangre, condujo con su víctima incrustada en el parabrisas del vehículo. ¡Y lo hizo por casi 20 kilómtros de autopista! Es de no creer, realmente.
Al llegar a un peaje, la funcionaria -atónita e incrédula- le consulta al conductor si no se había percatado de lo ocurrido. Éste responde, demostrando su falta de criterio y responsabilidad, que entonces debía abonar un peaje por dos personas.
Este conductor fue detenido, y ahora enfrenta una causa penal que fue caratulada como “homicidio culposo”; que es aquél en el que el victimario tiene culpa, mas no la intención de cometer el ilícito. Se trata de una pena atenuada en comparación con el “homicidio doloso”; donde sí existe la intención de cometerlo.
En otras palabras, el joven conductor que embistió al ciclista enfrenta ahora una causa penal con sanción excarcelable. De hecho, el conductor fue liberado.
Luz verde para las bicicletas
El tránsito es una jungla, donde el ciclista y las bicicletas resultan presa fácil de conductores inescrupulosos, irresponsables e inhumanos. ¿Hasta cuándo?
Una jungla donde necesitamos luz verde para que cada día sigamos eligiendo utilizar las bicicletas. Infraestructura como ciclovías son importantes, sí. Pero también es necesario un respaldo jurídico, acciones que aseguren la protección a los ciclistas y sus familiares.
No es comprensible que una persona que comete un hecho de salvajes características, y ribetes inhumanos, no enfrente sanciones correctivas, duras y proporcionales al acto cometido. No es comprensible que una persona que bebió alcohol y asesina a otro por encontrarse en estado de ebriedad reciba el premio de una pena atenuada. No es comprensible que esa persona sea excarcelada.
Conducir es una de las actividades diarias que exigen la mayor concentración, responsabilidad, atención y criterio. No es un auto lo que se conduce, sino un arma en potencia. Por ello, las normas deben ser respetadas, y la correcta conducción una obligación.
Si las personas condujeran bajo las condiciones requeridas, bajo el estricto cumplimiento de las ordenanzas de tránsito, es evidente la suposición de que no existirían siniestros.
Sin embargo, ante un siniestro en el que se provoca la muerte de otro ser humano, muchos tienden a relativizar la importancia del hecho, y defender al imputado. Argumentan que se trata de una persona de bien que cometió un error. Y sostienen que a cualquiera le puede suceder. Concluyen diciendo que no debería ir a la cárcel.
Por otro lado, es cierto que elevar las sanciones para los conductores en estado de ebriedad implica una compleja y profunda revisión -y debate- de la teoría del delito. Pero vaya que es necesario. Si bien una persona ebria puede no tomar una decisión voluntaria, una persona sobria puede decidir -y lo hace- de beber o no beber si salió en su automóvil.
Y el que lo hace, más allá de si sufre o no algún siniestro, debe ser sancionado penalmente. Conducir en estado de ebriedad debe ser delito y -además- un agravante en hechos como el ocurrido en Argentina.
Los ciclistas requerimos, exigimos y necesitamos medidas de seguridad y aplicación de una justicia justa, equánime y proporcional.
¿Crees que existe algún tipo de solución?